La otra vez, cansada, aburrida y un poco asustada, me puse a pensar, mirando el hermoso cielo de mi ciudad natal, en la búsqueda y la espera del "otro significativo", del "correcto", de la "media naranja". Y me di cuenta que la cuestión esa ocupa mi pensamiento más de lo debido. Supongo que es así porque la búsqueda para mí se ha truncado repetidas veces, o se ha hecho muy difícil. Eso lo prueba el hecho de que voy llegando a la temida "base 2", y aún no se qué es tener una relación amorosa, cuando hasta mi hermano de 15 años ha tenido ya como 5 enamoradas. Es cierto que en este tiempo de "observadora pasiva" (aunque a veces no sólo observadora, y no muy pasiva), he aprendido bastantes cosas (de las físicas no tan pocas, de las emocionales muchas) , pero me cuesta ponerme en un hecho hipotético y pensar que voy a reaccionar como lo había pensado en el momento adecuado, en tales situaciones, como he aprendido de mi observación y participación. No es algo muy fácil que digamos. La mayoría nunca sigue "sus propios consejos". Estoy segura que muchos pueden afirmar lo mismo de buena fe.
Pero no es eso, nada más. Sino que dando más vueltas en el asunto, con la terquedad que me caracteriza, he llegado a la conclusión que solemos buscar mucho, perdemos el tiempo, y creemos que el aparente cuentito de hadas llega a su fin con un "happy ever after" y que hemos encontrado por fin a nuestro "par", cuando en realidad con el paso de los días, las semanas y los meses, el dichoso "par" se termina "perdiendo" y terminamos igual de solitarios y en el mismo lugar y situación del principio. Es decir, volvemos al inicio y empezamos a buscar de nuevo...Me pregunto ¿para qué? ¡O es que nos encantan los círculos viciosos!
Entonces que hacemos....¿dejamos de buscar?¿esperamos, nada más?
¡Pero de qué sirve esperar! Es la misma cosa, o tal vez una mucho peor. Cuando uno espera, el tiempo parece hacerse más largo y lo que esperamos parece no llegar jamás. Y cuando tal cosa arriba por fin, después de un tiempo se va. Vuelve la angustia, el fastidio de la monotonía, la ansiedad y el derriére nos empieza a doler de nuevo por estar sentados por tanto tiempo, aguardando a que venga otro/otra a hacernos compañía brevemente en nuestra vana y solitaria existencia. Pero nunca para siempre, y casi nunca "hasta que la muerte nos separe". Busquemos o esperemos, volvemos a lo mismo. Son, tanto el "esperar" como el "buscar", acciones cíclicas infortunadas que parecen no tener fin cuando de AMOR se trata...
Puede ser que me complique mucho por tan simple cosa. He estado en ambas situaciones, y ellas me desesperan fácilmente (no soy muy paciente la verdad). No creo que sea la única. Encima, puedo decir que tampoco he sido la más afortunada, pues ambas situaciones nunca me han proporcionado nada, ni un compañero semanal. Por tal motivo, siempre temo que "allá afuera" no haya nadie para mí. Pero aún así, con el miedo y todo, una parte de mí está segura que tal vez en un mes, en 3, en un año o en varios, eventualmente encontraré un compañero temporal con el cuál practicar todas aquellas cosas que he aprendido (viendo, escuchando y experimentando), con el cuál viva esa ilusión efímera que parece ser el amar y ser amado. Llegará, pero no es necesario que lo busque, y muchísimo menos que lo espere. Sólo viviré mi vida y quién sabe si finalmente, con un poco de ayuda de la vieja "suerte" o del viejo "destino" (en los cuáles no creo mucho), termine encontrando la parte mía que falta, tal vez en una "custer", en un aula de clases, en un parque, en un café de Francia o a la vuelta de la esquina...y no importa si es o no para siempre.
Terapia: vive, y que mejor viendo una película que te haga vivir grandes emociones y te entretenga al mismo tiempo. Puede ser un film de Tarantino (nada romántico, pero asegura muchas emociones adrenalínicas). Una opción es una película cuya existencia me enteré hace poco y que me muero por ver entera (hopefully, con nuestra kerida Kisa). Se llama Death Proof. Como muestra, un botón...haber si reconocen alguna línea.
Las niñas bloqueadas
La neurosis es un conflicto, generalmente inconsciente, entre los sentimientos que uno experimenta realmente pero no se atreve a admitir y mostrar, y los sentimientos que se cree obligado, por la educación recibida y las exigencias sociales, a expresar.
No se si a ustedes, pero para nosotras eso es pan de cada día. Vivimos una verdad a medias. Uno siempre dice ser libre, pero no puede librarse de todo aquello que la sociedad y el medio lo obliga a ocultar. Eso a veces hace más díficil la adaptación a diversos momentos y diversos lugares, y por aquello también es que se nos crean hipocondrías, miedos irracionales y dolores que no encontramos como sanar, y que muchas veces no nos dejan avanzar.
Pues no estamos dispuestas por más tiempo a tal especie de abuso emocional. Este blog, pues, está destinado a ser una terapia contra estas neurosis por las que nos vemos atacadas diariamente, tanto como para quién escribe, como para quién lo lee. Es hora, pues, de dejar que todo fluya. Eso empieza aquí y ahora, para tí y para nosotras.
No se si a ustedes, pero para nosotras eso es pan de cada día. Vivimos una verdad a medias. Uno siempre dice ser libre, pero no puede librarse de todo aquello que la sociedad y el medio lo obliga a ocultar. Eso a veces hace más díficil la adaptación a diversos momentos y diversos lugares, y por aquello también es que se nos crean hipocondrías, miedos irracionales y dolores que no encontramos como sanar, y que muchas veces no nos dejan avanzar.
Pues no estamos dispuestas por más tiempo a tal especie de abuso emocional. Este blog, pues, está destinado a ser una terapia contra estas neurosis por las que nos vemos atacadas diariamente, tanto como para quién escribe, como para quién lo lee. Es hora, pues, de dejar que todo fluya. Eso empieza aquí y ahora, para tí y para nosotras.
12 ago 2008
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